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domingo, 22 de enero de 2012

Doble identidad, de Ricardo Corazón de León








      Soy yo, pero soy tu. 
      Estoy sentada en la escalera de mármol con una de las piernas más doblada que la otra y en ellas me apoyo.
      Todo es blanco, de un blanco roto. Hay ventanas y visillos por todos lados y en todas estás tu. Miro a una y estás apoyado en ella indolentemente con una pierna posada en la pared y la otra plegada, ajeno totalmente a la belleza que posees, a lo erótico que resultas... siempre...
      Retiro mis ojos de ti...¡¡¡Dios mío!!! No sé cómo evitarlo, cómo hacer que desaparezca este calor en mis entrañas, esta necesidad de ti, esta ansia por tenerte dentro y besarte cada poro de tu increíble piel. Miro la otra ventana y estás solo con unos vaqueros sentado en un sillón, las piernas extendidas encima de la mesa y te sostienes la cabeza con una mano. Hay un ventilador blanco en el techo que pretende quitar el calor de tu cuerpo, pero no lo consigue. Tampoco es que te importe, a pesar de las gotitas de sudor que perlan tu pecho completamente núbil. Sube y baja reposado con tu respiración y me siento enfermar. Mis senos están duros como almendras, nunca alguien había producido en mí lo que tú. Ni siquiera hace falta que me mires, no es necesario, estoy absolutamente perdida en tí. Tu cuerpo voluptuoso me atrapa y siento que ese aliento soy yo que entro y salgo de ti con tanta naturalidad como es el respirar.
      Pero a mi eso me esclaviza, me siento absolutamente húmeda, no lo puedo evitar, ni quiero... creo.... Mi vestido ibicenco blanco roza mis pechos y siento que me estás acariciando y que pronto vendrás a besarlos. 


      Dirijo mi mirada a una puerta donde estás apoyado en el quicio y te veo a contraluz, solo tu silueta, eres tan bello, tan hermoso... tanto, tanto... que no entiendo cómo te he podido conocer yo a ti y cómo has podido fijarte en mi y cómo hemos llegado a amarnos, de esta bestial manera. Veo tu cabeza inclinada hacia abajo, pareces triste... ¡¡¡Dios mío!!! dame fuerzas para no ir a abrazarte, para no cubrirte con mis brazos y llenarte de besos interminables hasta que vuelva la alegría a tu cara... pero... aparto la mirada y sigo sentada...


      Miro la estancia de al lado, estás en la alfombra blanca de pelo que se hunde y detrás de ti, tumbado como estás de perfil, veo nuestra chimenea... las entrañas, los ovarios, todo lo que tengo en mí de femineidad me duele, está contraído y necesita desbordarse, dejarse llevar y tenerte como tantas veces te he tenido... o... no... ¡quizás no he llegado a tenerte!... me lastimarías... me harías daño, dolor físico, un dolor insoportable cuando penetrases en mí que sé que haría que todo mi deseo se borrase y el tuyo desapareciera de cuajo... Por qué?... Por qué pienso eso o por qué estoy segura de que eso va a pasar?... No sé, me harás daño al entrar en mí, al siquiera intentar entrar y no puedo, no puedo soportarlo, ya no sé si por mí misma o porque te perdería... NO te he dicho nada. Nunca pensé que fuera necesario decírtelo. Todo iba bien, más que bien, todo era perfecto... Por qué ahora esa absoluta certeza de que se va a acabar?.. pero, pero si te deseo tanto, tantísimo y eres tan increíblemente guapo, tan dulce, tan tierno, tan romántico... no romperías nunca el encanto, no dejarías que me distrajese, que me dispersase y que doliera... es IMPOSIBLE!!!







      Eres todo lo que he soñado. Desde que nací ya creo que mi destino era encontrarte, tu eres mi zapato de cristal, la otra cara de la concha, el arpón de mi barco, eres mi otra mitad, mi consuelo, mi luna, mi sol... nací para ti y soy tuya, tuya... Hasta el último de mis pensamientos y de mis células que ya están chillando porque no están contra las tuyas, porque estoy aquí parada y quieta y tu  por primera vez me miras y me ves. Me miras con esos ojos verdes en los que me pierdo... esos ojos que son todos los espejos del mundo en los que me quiero mirar... y me sonríes, con esa sonrisa tuya tan natural e injuriosamente bella, lujuriosamente maldita... Me comería esos labios, los dientes, tu lengua, las orejas... uff!!, uff!, por favor, estoy hirviendo literalmente! ardo...
      ¿Por qué permanezco indolente aquí sentada disfrutando o padeciendo las sensaciones que me haces sentir?... sobre todo, porque todo lo tendría con ir hacia ti... y me deleito sintiéndome deseada por ti, penetrada por tus ojos de la misma forma que me penetras cuando tu entras en mi y me llenas por entero y me vuelves loca... cuando me abro como una flor para ti, cuando te deseo tanto que llegaría a empujarte.. a atenazarte contra mi, para que siguieses entrando y saliendo, entrando hasta el final, al más húmedo de los finales y alcanzases ese único punto que siempre sabes encontrar que me hace gritar hasta enloquecer, contorsionarme y rogar a Dios que nunca se acabe lo que siento, lo que pienso, lo que deseo... Me llenas, me vacías, soy tuya... me dejo llevar por las oleadas de la pasión y el deseo... tu vigoroso deseo... dentro de mi, palpitante, fuerte, duro, sin contemplaciones y consiguiendo a cada paso cada vez estar más incrustado en mi y mi flor se abre, se abre... se abre..... y te recibo... Oh! Oh! Oh! siento tus fuertes eyaculaciones, tus golpes, tus estremecimientos, cómo los pelitos de la piel se te ponen de punta... te rindes a mí y yo ya estoy rendida...


     Soy tan feliz, mientras yazco en la alfombra contigo a mi lado que no puedo evitar que las lágrimas salgan de mis ojos... Si todo se pudiera contraer y reducir a este instante, a este mágico instante... para siempre... y lloro de felicidad, de alegría, de placer, de gozo, de agradecimiento, un profundo y noble agradecimiento que no sé a quién dirigir por haberte encontrado, porque seas feliz a mi lado, porque me quieras, porque me mimes, me ames y me desees y por este amor que siento hacia ti... mi único hombre... mi única otra concha... mi yo.... mi verdadero y genuino yo... y ya no tengo miedo, ha pasado y no me has hecho daño... pero me lo harás?... No, no, en estos momentos tener una duda como esa es un pecado...








     Siempre que te miro desearía tenerte en mis brazos, como ahora, mi dulce mujer, mi sanadora de almas y de cuerpo. Sé que no debo preocuparme de esas lágrimas que ruedan por tus mejillas hacia la alfombra, sé lo que piensas, sé lo que sientes, sé todo lo relativo a ti, lo sé todo porque tu eres yo y yo soy tu. Tu sabes lo que siento y yo he estado en tu piel, en tu cuerpo, en tus pechos, en tu vagina, en tu clítoris, en tu proyección del mayor de los orgasmos y sé que incluso es más húmedo ese orgasmo interior... porque asemeja una delicada pero fuerte fontana que cuando siente el máximo placer se desborda como yo en ti... sé lo que anhelas, lo que dudas, lo que te amedrenta, sé lo que me amas y me deseas............ BENDITO CUERPO!!! BENDITO TEMPLO DE AMOR!!!...

UNA NOCHE DE SOFÁ, de Isabelle Lebais

                                     









            - QUE NO!!! que hoy no salimos, que ya estoy harta de restaurantes, de fiestas, de gente.....  que no me apetece, ¿ es que no  lo entiendes ? que  aún no he salido de trabajar y ya tengo que empezar a prepararme,  a maquillarme, y estoy cansada, hoy cambiamos de planes ¿vale?, una cena fría,  rápida  y los dos en el sofá bien abrazados viendo una película, mira, hasta te dejo que la elijas, que me da lo mismo lo que pongas ¿vale? ¿quedamos así entonces? ¿si?  ¡ainssss!!! cuanto te quiero, ¿yo? ¿que como me pongo ? ¡claroooo !  sino, no me entiendes ¿ves? ¿ves como ahora si has entendido lo que quiero? valeee yo me encargo de la cena,  siii,   yo también te quiero, nos vemos en media hora ¡que siiiii! ¡pesado! que no me olvido de la cena, y tu a ver qué película buscas ...  jajjaja vale, no digo nada, tú eliges...  que siiiiii  que me da lo mismo, venga cuelga ya, que me está mirando el jefe, jajajja… que siiiii que yo también te quiero, besosssssss.
        SIIIIIII!!!... hoy me quedo en casa, hoy no salimos!!!! ¡bueno, chicos! me voy ya, que tengo que comprar la cena, iré al delicatesen del centro y comprare bocaditos fríos, una botella de buen vino, y de postre fresas con nata, mmmm.... esta va a ser una cena estupenda .
            Me voy...  chao a todos!!! si viene el jefe le dices  que he salido a correos a mandar una carta urgente del caso en el que estoy trabajando ¿vale?....
Me dirigí con el coche al centro, encontré aparcamiento a la primera, hoy estaba de suerte, la última vez tardé más de media hora en aparcar, si las cosas seguían así iba a llegar a casa antes de que él encontrase la película, bueno eso pasará igualmente (sonrisa maliciosa), es un indeciso para las cosas pequeñas, es increíble lo que puede dudar para decidirse en tonterías y después las importantes lo hace sin pestañear.
Me sabía mal haber tenido que ponerme así, pero él también agradecerá este día de descanso en su vida social, y si te descuidas le apetece lo mismo o más que a mí, bueno me voy a centrar en los bocaditos.
Llegué a una pequeña pero muy coqueta tienda, famosa por sus deliciosos platos preparados, era un negocio familiar regentado por una  una hermosa mujer en el más amplio sentido de la palabra, que era quien cocinaba y vendía los deliciosos aperitivos. Eran muy selectos y no siempre había los mismos, no había  carta de productos, se vendía lo que aquella buena mujer le apetecía cocinar por la mañana temprano, hacía el pedido por teléfono y uno de sus hijos iba a por los ingredientes, siempre de primera y lo más fresco del mercado, de ahí su fama, no admitía encargos y  había lo que había y punto. Ella lo cocinaba y preparaba muy temprano y  a media mañana se ponía un delantal blanco impoluto y ya estaba lista detrás del mostrador con su enorme sonrisa, tan enorme como ella.  
-Hola buenas noches, un surtidito variado, para probarlos todos, si  así está bien, bueno ponga dos más dos de salmón, si  así, será suficiente, muchas gracias, muy amable. 
Todo listo, solo me quedaba comprar un vinito alegre, y a casaaaa  a tumbarme en el sofá,  jamás pensé que me haría tanta ilusión, ya se, llevaré también una botella de cava, todooo listo !!!  A casaaaa!!!.
¡Mírale! Jajja… Ya sabía yo que aún no habría elegido la película,  ahhh!!!  que majo ,  mi pijama , las zapatillas ¡ woowwww! lo entendió  , lo entendió perfectamente, salté a sus brazos , me abracé a su cuello , le di un gran beso de agradecimiento , un achuchón , una sonrisa, y salí corriendo hacia  la habitación, me pareció que la situación le  divertía,  siii a él también le apetecía, me di una ducha rápida y me puse mi bonito pijama de raso morado, con las zapatillas a juego, estaba comodísima y tan contenta....
Comenzamos a cenar, fue una cena muy divertida, los dos estábamos contentos, disfrutamos de los deliciosos manjares que había traído, no sobró ni uno, estaban todos buenísimos, el vino acompañaba perfectamente, (me deje asesorar), y cuando llegó el postre ya no nos apetecía comer nada más,  se quedaría para el desayuno. Recogimos la mesa y nos sentamos en el sofá, nos tapamos con nuestra suave manta color visón, que lo imitaba perfectamente,  en color y suavidad,  aunque no era de verdad, (estamos en contra del maltrato animal), y nos dispusimos a ver la película,  que era una sorpresa, una agradable sorpresa, una película romántica (que no diré el título  por no dar publicidad gratuita) pero a la vez que romántica era muy divertida, y ahí mismo, entre risas, comenzó mi perdición, estábamos abrazados, y entre risa y risa, me dijo que después de la película me iba a hacer el amor hasta que yo le pidiese que parase, ¿un reto? ¿me estaba retando? y caí como una pardilla, si ¡¡ja!!! ya te va a costar que yo te pida que pares.......
Sonrió, termino la película, sin decir nada se levantó, apagó la tele, la luz de la sala, me cogió en brazos y me llevó a la habitación; no se veía  nada, pero no encendió la luz, tampoco importó, por el camino comenzó a besarme, con besos  suaves y comenzó a tararearme al oído el estribillo de nuestra canción, la noche prometía terminar muy pero que muy bien.
Me posó muy suavemente en la cama, sin separar sus labios de los míos, la temperatura iba subiendo, por minutos,  comenzó a besarme en el cuello,  uffff!!! eso me descoloca, me pone nerviosa pero un nerviosismo agradable, mis pezones ya estaban muy duros y toda yo pedía más, cuando intenté quitarle la ropa,  no me dejó,  paró de besarme,  así como si nada, y con un pañuelo de seda, comenzó a  atarme la mano derecha en el cabecero de la cama, me pareció divertido, y me dejé  hacer, después me ató la otra mano, me tapó los ojos, entre uno y otro seguía besándome,  y soltándome los botones del  suave pijama que iba cayendo a los lados de mi cuerpo, rozándome los senos, y provocándome escalofríos, de placer al sentir  como caía, cuando ya tenía la parte superior  atada,  muy suave, él me susurraba,  no te preocupes, te puedes soltar y pedir que pare, en cuanto tú quieras, y yo, muy orgullosa, me volví a reír, jamás, no te lo pediré  jamás,  vale,  respondió él,  sentí  como su mano,  subía por  mi pierna, sin apenas rozarla, al tener los ojos tapados el resto de mis sentidos se agudizaba más y más e intentaba  adivinar  que sería lo siguiente que iba a sentir, yo ya estaba acelerada, solo con los preparativos, mis partes estaban húmedas,  solo pensando el placer que iba a sentir, o no... porque se estaba haciendo de rogar, yo sentía sus manos, que suavemente subían por mis piernas, a través del pantalón,  ahora las dos, y poco a poco se acercaban al punto clave y pasaban de largo llegando hasta mi cintura, con mucha paciencia, muy lentamente, soltó el lazo de mis pantalones, y fue bajándolos muy suavemente pasando las manos por los lados de mi cuerpo, iba bajando el pantalón deleitándose  con cada movimiento, yo estaba cada vez más nerviosa, cada vez con más ganas de que me hiciese suya...

Ahhh, pero nooo!!!! no pediré, no me rendiré tan fácil, para él tampoco será fácil,  pero yo diría que está disfrutando y mucho!!! vale, sigamos jugando, por fin acabó de quitarme los pantalones, y comenzó a besarme,  con besitos suaves  desde el dedo gordo del pie, mientras  con una mano  comenzaba a acariciar mi cuerpo, seguía subiendo hacia  arriba, yo ya no sabía  ni que hacer, mi interior se contraía y se dilataba al ritmo de sus besos, iba saltando de una a otra pierna, cada beso era una sorpresa me estaba volviendo loca, ya casi llegaba a los muslos,  me besaba el interior de los muslos, sentía el calor de sus labios y la humedad de su lengua según me iba recorriendo, si  hubiese podido mover las manos, le hubiese tirado del pelo, y le habría  acercado a mí, para que dejase de jugar y me hiciese suya  de una vez, pero no podía, él seguía besándome, yo no podía parar de moverme, pero no me dejaba, estaba encima de mis piernas y no podía ni moverme, empecé a gemir, estaba deshaciéndome por dentro o esa era la sensación que tenía,  me estaba licuando, no podía dejar de gemir  aunque intentaba controlarme, de vez en cuando sentía una risita, se lo estaba pasando bomba, viéndome, como me contenía.
Por un instante paró de besarme,  y sentado encima de mis piernas, yo esperaba la siguiente sorpresa, aún tardó un poco, ufff!!!,  la espera era lo peor, entonces  sentí, algo frío en mi cuerpo, me estremecí, me invitó a  adivinar que era, y me puso uno de sus dedos en mi boca, ¡era chocolate!.

Yo sentía como un hilo que me recorría el torso, un hilo frío iba y venía, daba la vuelta, estaba escribiendo o pintando en mi cuerpo con chocolate, jajjajja… (una de mis fantasías  ocultas)... pero, ¡quería  hacerlo yooooo! ya era tarde... de pronto paró y... se lamentó de que como me había movido, no le había salido bien el dibujo y que tenía  que limpiarlo ¡ufffff! comenzó a comerse el chocolate ,   yo intentaba recordar  por donde había estado dibujando, iba pasando su lengua muy suavemente degustando el delicioso chocolate y de vez en cuando se acercaba  a darme un beso, para compartir  más que nada, y yo intentaba, retenerle allí conmigo besándome, quería morderle, pero escapaba...  ufff!!!!  le hubiese matado ya no podía más y él limpiando el chocolate, mientras yo ya gritaba desesperada pero eso sí, ¡sin claudicar! comenzó por mis senos, iba y venía, ya se encontraba alrededor del ombligo, donde había una gran cantidad acumulada, creo, lo digo  por lo que tardó, yo ya estaba casi deshecha, ya no sabía cuántos orgasmos había tenido ya, pero fueron miles de veces, ya me dolía todo mi interior por la espera, se contraían los músculos. Se dilataban al alcanzar el mayor placer y él sabía  cuando sucedía y aún no había tocado mis partes,  ya casi le odiabaaaaa!!!!!

Por fin, llegó a mi pubis, woowwww!!!  empezó a lamer mi clítoris, morderlo, a jugar con él,  mis gritos ya eran casi alaridos y estaba totalmente descontrolada, ya casi ronca de tanto gritar, él con su lengua, jugaba, lo movía, lo succionaba, lo soltaba, lo pasaba por sus dientes, mientras yo me deshacía, me licuaba, de todos los poros de mi cuerpo salía liquido, me deshacía irremediablemente y cada descarga él paraba, para sentirla también, él quería sentir los latidos de mi sexo y las contracciones, anteriores y posteriores, estaba disfrutando, y yo, eso no era disfrutar, no hay palabras para describirlo, yo literalmente me volvía loca de placer y con cada orgasmo  el placer crecía y crecía, hasta que llegue a pensar que se podía morir de placer, que sería una muerte muy dulce, era tal lo que sentía que hasta pasado un rato no me di cuenta de que a la vez que se comía el chocolate, con sus manos recorría mi cuerpo, como aprendiéndoselo, ya era todo mi cuerpo el que sentía todo el deseo que se es capaz de sentir, mis gritos de placer y mis movimientos ya eran incontrolados, no podía más, me estaba volviendo loca, deseaba su cuerpo, deseaba tocarle, deseaba que penetrase en mi, hasta lo más hondo de mi ser, toda yo gritaba exigía que aquella tortura tan deliciosa  acabase  como tenía que acabar, el también comenzó a gemir, seguramente  hacía rato ya, pero no me había dado cuenta, estaba muy ocupada con mi propio placer, entonces pregunto ¿quieres que pare ya? y mi grito fue, instantáneo ¡noooooo! ¡no quiero que pares!, ¡quiero que termines! ¡suéltame yaaa!.
-¿Te rindes?  
-¡nooooooo!
- ahhh  vale...

Me soltó la venda de los ojos, me miraba sonriendo, esa sonrisa de conquistador, de chico malo  que me había vuelto loca hacía ya tiempo, él estaba muy excitado, como pude ver y sentir, cuando se puso a un lado de la cama, yo esperaba que me soltase las manos, pero no, no lo hizo,  el comenzó a tocarse el cuerpo, a acariciarse, ufff.... ¡eso nooo! con eso no podía eso era más de lo que podía soportar, ¡ese cuerpo era miooo!, ¡solo lo acariciaba yooo! no él, mi deseo creció aún más por increíble que pareciese, me excité mucho más el verle allí, tocándose el mismo, me volvió totalmente loca de deseo por aquel hombre  al que amaba con toda mi alma y que en ese instante odiaba por no hacerme suya, sin querer,  le grite que ¡siii! que él ganaba pero que viniese ¡¡¡¡yaaaa!!! y él muy obediente y con una sonrisa de oreja a oreja, me dijo ¡te gané!, y terminó lo que había comenzado .  
Uffffff!!!... menuda noche de sofá y aún me sigo preguntando ¿¿¿quién ganó??? Yo no lo tengo tan claro jijiji...   


sábado, 21 de enero de 2012



ISABELLE LEBAIS





No necesitamos apenas palabras para presentaros a Isabelle Lebais  que, por supuesto, es un seudónimo, pero un seudónimo tan interesante y tan vivo, original, bello y constructivo que ha adquirido entidad propia.

Esta escritora novel ha escrito varios relatos, unos buenos, otros mejores y otros EXCEPCIONALES!!! 

Surgida de la fantasía y de la imaginación de dos personas, Isabelle Lebais nació en las nubes entre los colores del arco iris y es tan cambiante como estos. Lo mismo llora que ríe, escribe sobre hadas o sobre terror o sobre erotismo.

Seguid nuestro blog y conoceréis a esta perla sin pulir todavía. Un diamante en bruto.

Escribo en este color porque ella nunca me dejaría escribir en otro para presentarla.

Bienvenida a tu casa, Isabelle Lebais!!!

jueves, 19 de enero de 2012

LA DECEPCIÓN, de Isabel Oliva Yanes


                                                     



                                                               


      El mar horadaba las rocas lentamente con ese ir y venir sempiterno. Tenía ganas de llorar, de llorar de rabia, de tristeza, de impotencia… ¿Cómo había llegado a esta situación?... Ni en un millón de años lo entendería…
      Y el comportamiento de sus funcionarios!!! Asquerosos, traicioneros, cobardes!!!! ¿Qué les había hecho yo para que me detestasen hasta ese extremo? ¿Si apenas me conocían? ¿Cómo es que habían logrado ponerse de acuerdo –por una sola vez en su vida- para acabar conmigo?.
Hasta ahora no había reparado en ellos, en su actitud, era demasiado impactante lo sucedido como para hacerme cargo de otras historias.

      El día anterior, como tantos y tantos días me había ido del despacho tarde, muy tarde, casi demasiado tarde para cenar en ningún sitio.
Trabajo, trabajo, trabajo… y sola, sola, sola…
        
         Es algo que no llego a entender, ¿qué le pasó a Joaquín?...
Joaquín…!, ya solo pronunciar su nombre o pensar en él me traía unos recuerdos dolorosos a mi mente, demasiado dolorosos. Habíamos acordado que debía irme de allí, que las cosas no se estaban poniendo bien para mí y que era mejor que me marchara, que pidiera el traslado. Buscamos entre los dos qué destino era el que podía pedir que estuviera más asequible a los dos dentro de las posibilidades que había y después de decidirnos me ayudó con todo el equipaje, el traslado allende los mares y apoyándome todo el tiempo. Se quedó con mi casa y con la chica que iba a limpiarme. No estaba muy segura de que fuese a durar mucho en esa casa. No tenía sentido sin mí. A él le pillaba a 70 km del trabajo y eso pudiéndolo evitar no creo que continuase mucho tiempo. Se quedó con el teléfono aunque no recuerdo quien lo pagaba… -como para pensar en esas chorradas ahora-.
     
      Todo era amor y consuelo y, por fín, el tópico y típico adiós en el aeropuerto. Dejando a un lado lo demás, NUNCA, pero nunca volví a saber de él. No contestaba jamás a mis llamadas que sonaban una y otra vez con mi puta voz diciendo el número al que se llamaba y que dejaran el mensaje… No sé cuántas veces llamé… sé que pocos mensajes dejé –para qué, me iba a dar el mismo resultado!-, llamé a su oficina, a su trabajo unas cuantas veces hasta que me dio vergüenza llamar porque no quería ser la acosadora, jajajajaja… yo… la acosadora… estaba bueno!!!.

     Ahora que tanta falta me hacía no podía recurrir a él ni a nadie. A NADIE…, la maldita soledad de este inagotable e ingrato trabajo y también este se hacía añicos en mis dedos… horadándome por dentro como las olas hacían en las rocas que estaban bajo mis pies. No sentía nada, no sentía el frío tremendo de un día de diciembre cercano a las Navidades.

     Esta mañana me desperté como siempre, demasiado temprano, no podía con mi alma, estaba cansada hasta el tuétano. Sin apenas dormir, acostándome tan tarde que habían apagado hasta las farolas de “La Urba” y levantándome siempre demasiado temprano para el sueño que arrastraba… Debí dormirme… Cuando desperté eran las 10 de la mañana… Por Dios, por Dios!!! Uff…! A correr… ducha, café del día anterior, bien cargado y asqueroso y a vestirse de punta en blanco… todo un ritual… Un traje de chaqueta con minifalda a juego con los zapatos de tacón alto, con el bolso y con las uñas, blusa blanca debajo y por todo maquillaje, los carnosos labios de rojo Chanel.
         
       Conduje hasta el juzgado y milagrosamente hallé un sitio en la parte de atrás. Tanto mejor, así podía entrar por la puerta de atrás. Eran las 11 cuando crucé la puerta. Saludé a los dos funcionarios que se hallaban a mi derecha en su despacho, nada más entrar y me dirigí al despacho, sacando mi juego de llaves. Al ir a entrar, me fijé en que mi compañera tenía la puerta abierta y estaba hablando con unos señores que por la postura adoptada por ella debían ser alguien importante. Ella me vió y desvió la mirada inmediatamente. Ya estaba abriendo y vino Pilar corriendo: ”Corre, corre, date prisa, me susurró al oído”, ella era la mejor funcionaria que tenía en el juzgado y gracias a ella el trabajo en Civil iba de maravilla, dentro de lo que se podía hacer. Casi íbamos al día.
        Entró conmigo, casi empujándome
         -Ha venido la inspección!!!
         -Qué inspección?
        -No lo sé, no sabía nada, han aparecido de repente y prohibieron que te llamáramos. Yo iba a hacerlo pero el asqueroso del viejo se ha quedado pegado a mí todo el tiempo… Ya vienen!!!

        -Buenos días! Supongo que tú serás Isabel Oliva.

       Y a partir de ahí el día iba cayendo por un precipicio tan grande y tan negro como un pozo sin fondo.

     Mi despacho se hallaba hecho un asco. Mi meticuloso orden, casi maniático, había sido roto el día anterior porque los funcionarios uno por uno, decidieron todos, menos Pilar que ante tal atasco lo dejó para mañana, traerme todos los expedientes y todas las sentencias que estaban pendientes tan solo de firmar. Ya estaban resueltos o en trámite. Únicamente faltaba mi firma. Nunca me los habían pasado todos a la vez. En ocasiones tenía que recordarles que no veía firmas suyas por ningún lado poniendo cara de pocos amigos. Pero ayer antes de irse tooodos desfilaron para dejarme su firma en mi despacho. Así que en los dos butacones de madera labrada y terciopelo verde se encontraban torres y torres gigantescas de expedientes. También en mi mesa y en la mesa adyacente y en la del teléfono y en el suelo.
        
       Y yo que me había puesto tan contenta el día anterior cuando venían uno tras otro a entregarme la firma… JA!!! Contenta!!!
          
         El trabajo iba saliendo por fín… si, si…
         
        Todo el día de hoy pasaba por delante de mis ojos acuosos al mirar el agua, al darme cuenta de la traición de mis funcionarios, de la horrible decepción que había supuesto y… ¡¡¡la secretaria!!!.... la asquerosa de la secretaria, con su enjuta figura y su mirar torvo. Con ese acné asqueroso que le salía en forma de caspas gordas y asquerosas en las cejas, y yo que le había dado la fórmula ideal para acabar con ello… Ahora me arrepentía, me arrepentía de haberla ayudado, de tener la carrera de farmacia, de saber mucho, de haber creído que nada se me escapaba, de confiar ciegamente y de no confiar en nadie. Me arrepentía de todo ahora… Ella sabía que tenía la inspección al día siguiente. A ella y a todos se lo habían dicho menos a Pilar porque es mi amiga y a mí… Hasta mi compañera lo sabía y ninguno me había dicho ni media palabra… Me extrañaba el teléfono mudo esta mañana cuando desde las 9 o antes repiqueteaba incesantemente en busca de soluciones y hoy no había sonado ni una vez… ni una sola vez…
     
      No sé qué más podía ocurrir, qué nuevas formas de castigarme surgirían ignorando aún el motivo…. Si hubiera sabido lo que se me venía encima!!!... Si lo hubiese sabido!!!... me hubiera dado cuenta de que esto no era nada a comparación de lo que me esperaba, que esto solo había sido el principio de una larguísima persecución implacable durante años… Al menos, no me hubiera sentido tan mal como ahora con lo que me quedaba por delante…


ISABEL OLIVA YANES






ISABEL OLIVA YANES




                                            
Queridos amigos, tengo la feliz noticia de presentaros a Isabel Oliva Yanesque a partir de este momento colaborará en este blog para deleite nuestro.
      Ella no solo es Magistrada-Juez que, según ella es lo de menos, ha sido la mejor Juez que he conocido -me han presentado a muchos para mi desgracia-. 


         Es una persona cálida, generosa, valiente y luchadora. Ha vencido los múltiples escollos que la vida y, sobre todo, sus "compañeros" le han puesto 
con ahínco y tenacidad. Y es JUSTA, su sentido de la justicia es el que todos entendemos, el que la hace la paga y es mejor prevenir que curar.

       Fue la primera Juez en adoptar medidas aseguradoras y protectoras para evitar que una mujer fuera asesinada por su marido y por haberlas adoptado el fiscal jefe del Tribunal Superior de Andalucía le puso una querella en su contra, la que se resolvió a su favor, por supuesto.

       También tuvo otra querella del mismo "listillo", por intentar proteger a una testigo culpable que colaboró eficientemente con la policía y con ella. Esta vez fue por detención ilegal, que también supuso su absolución.

       Ha viajado mucho por países que nosotros ni siquiera hemos soñado, ha vivido mil experiencias y aquí viene a contarnos todo lo que se le ocurra que esperamos sea mucho y con ansiedad.

      Aquí le damos nuestra más amable y cálida acogida. ¡¡¡BIENVENIDA!!!


domingo, 8 de enero de 2012

Solsticio de invierno, de Ricardo Corazón de León




El mar horadaba la roca lentamente y al hacerlo la iba mellando y llevándose con él algo de su alma… pero también ponía al descubierto poco a poco los restos de lo que algún día fue alguien llamado Graciela.
¿Cómo había llegado hasta aquí este cuerpo blanco, inánime, marmóreo y bello en su quietud?... La policía ya había comenzado sus pesquisas, pero a mí me bastaba de momento con el dictamen inicial del forense, en cuanto a que no presentaba lesión externa alguna y tampoco síntomas de envenenamiento o de asfixia.
El paraje era realmente extraño. En una bahía sin apenas playa, salvo cuando bajaba la marea que dejaba al descubierto peñascos intransitables hasta que se encontraba el muro que representaba el gran acantilado de piedra. No había otro acceso posible que no fuera el mar. Y el cuerpo de Graciela no presentaba herida alguna ni siquiera por el ir y venir continuo de las olas. Eso era lo más extraño. Parecía justo como si en el momento de ser descubierto lo acabaran de depositar en ese sitio.
La blancura y juventud de su cuerpo se oponía a la negrura de su pelo color azabache y al entorno en que fue encontrada. Reconozco que me tenía más que obsesionado. No había visto una belleza similar en toda mi vida. Era como si hubiese sido diseñada para el amor y para el placer. A pesar de la muerte todavía podía apreciarse la sensualidad indolente de su cuerpo… Era casi insolente que un cadáver fuera capaz de transmitir esos sentimientos… y deseos…
Sacudí la cabeza con irritación… Ya estaba bien de fijarme solo en la forma de su cuerpo y no ser capaz de pensar el modo en que había llegado hasta aquí y el motivo de su muerte.
Cuando bajé con el helicóptero por segunda vez, ya sin cadáver y habiéndose llevado las posibles pistas que hubiera los criminólogos, recorrí mientras la marea estaba baja este pequeño lugar inhóspito, peligroso y dañino. Durante horas caminé, si a brincar como una cabra se le puede llamar caminar, por ahí. Había bajado convencido de que encontraría algo pero hacía tiempo que me había dado cuenta de que perdía el tiempo.
Justo en el momento en que me giraba para dar las órdenes al helicóptero lo vi. Podía no ser nada pero había que investigarlo. Era un promontorio saliente hacia el mar por el que me pareció entrever la entrada a una cueva o un escondite o soporte. Así que me acerqué, metiéndome en el agua fría y nadando para acceder a él. La ropa la había dejado fuera por lo que al incorporarme dentro de lo que resultó ser una cueva tenía frío, mucho frío. Desde donde yo estaba podía presenciar un agujero negro, tan negro como una noche de luna nueva en mitad de una campiña y sin estrellas. El suelo ascendía bruscamente y me pregunté si tendría suficiente altura como para poder permanecer en él hasta la nueva bajada de la marea, pues faltaba poco para que subiera. Solo me había traído conmigo una pequeña bolsa impermeable y dentro una cantimplora de agua , la linterna , el móvil, la radio y un cuchillo. Lástima no haber traído algo para comer porque se me habían pasado las horas y no había comido nada desde el día anterior.
Me aseguré de que la linterna funcionaba y fui ascendiendo por la gruta poco a poco. No había nada más adelante que se pudiera prever, solo un camino que ascendía y ascendía, un camino estrecho pero no tanto como para que no cupieran dos personas una al lado de la otra. Miré el reloj y miré hacia dentro de la gruta y decidí arriesgarme un poco más adentro. En última instancia, con lo que ya llevaba subido estaba seguro de que no me iba a ahogar por la marea. Claro que tendría que esperar hasta que volviera a bajar otra vez, pero era lo único que me parecía pausible en aquellos momentos. Saqué el estuche del móvil pero no había cobertura, desanduve el camino hacia la entrada otra vez y vi que la marea había empezado a subir y aquel trasto seguía sin funcionar.
Por tanto, la decisión ya estaba tomada. Saqué la radio y comuniqué al helicóptero lo que había sucedido y me cercioré de que me entendieran en cuanto a la hora de venir a buscarme a la mañana siguiente. Volví al lugar del que acababa de bajar y proseguí mi ascensión entre la más negra de las noches.
Oía únicamente mi respiración y mis latidos también cuando me esforzaba en intentar proseguir. El frío húmedo había dejado paso a una temperatura ambiente soportable. Sudaba por todos los poros de mi piel y mi corazón iba a 200 por lo menos. Me senté y apagué la linterna mientras me recuperaba. Mi respiración entrecortada fue dejando paso poco a poco a una respiración más profunda. Bebí un poco e intenté aguzar el oído en la oscuridad. No se oía ni se veía nada. Si no estuviera tan cansado me habría inquietado, al menos, hallarme en una situación tan peligrosa?... No sé… no podía mantenerme despierto…


Un beso aleteante se posó en mi boca e inconscientemente la abrí para recibir el profundo beso que esperaba. Seguí con los ojos cerrados deleitándome en la frescura de tu boca, en el olor prohibido de tu piel, en la fogosidad de nuestras lenguas, abrasándose en la boca y abrí los ojos para verte. Eras tan preciosa y yo era tu amante, tu amante irrevocablemente. Te abracé y te arqueaste hacia mí, desnudos como estábamos. Podía notar mi deseo urgente de ti… tu boca me buscaba nuevamente y nos envolvimos en un beso sin fin. Acaricié tus formas tan sensuales, tan perfectas para mí. Tu piel tibia y suave al tacto me emocionaba por su blancura de nieve, lo que contrastaba con tus cabellos negros y lacios que se colaban por todas partes… ¿Cómo podías ser tan perfecta? Si hubiera querido imaginar para pintar o esculpir a la mujer ideal tú habrías salido de mi cincel o del pincel…
Pasé mis manos por el pelo suave y deteniéndome en la nuca te acerqué nuevamente a mí. Era imposible apartar mis ojos de la profundidad de tus ojos verdes…, tan cambiantes como tú misma. Siempre sorprendentes! Ahora permanecían entrecerrados gozando del placer de mis caricias y se derretían mansamente en mi mirada. Tu cuerpo tan dormido como estaba el mío cuando me despertaste, iba resucitando y moviéndose rítmicamente al compás de mis dedos. Mis manos te exploraban como si fuera la primera vez y tú reaccionabas del mismo modo. Te acerqué a mí deseando fundirme con tu piel, penetrar en ti y ser uno solo por tiempo indefinido. Mi deseo urgía…Tu gemías y tus palpitaciones reflejadas en tu cuello eran rápidas. En un solo movimiento te situé encima de mí y tú me guiaste hacia tu interior. El acoplamiento era perfecto y los dos sabíamos seguir los movimientos necesarios para llegar al clímax y te pasé el testigo para que prosiguieras tu propio ritmo. Intentaba seguirte sin correrme aunque era verdaderamente difícil (¿en qué podía pensar para evitarlo?)… En mi mente solo estabas tú y tus deliciosos y apasionados movimientos…No iba a durar mucho más aquello, pensé mientras acariciaba tus pechos turgentes, duros y enhiestos como banderas…Era imposible controlarlo por más tiempo… Mi cuerpo imprimió un ritmo mucho más rápido y fuerte y exploté dentro de ti…

En ese momento desperté. Tú estabas a mi lado, dormida, mi dulce amante, mi Graciela y recé a Dios por tenerte conmigo, viva y palpitante. Me di la vuelta y te abracé.





Fdo. Ricardo Corazón de León.